#7. Los 4 tipos de suerte, según Naval Ravikant
¿Tener suerte va más allá de estar en el lugar y momento adecuados?
¿Podemos dejar de referirnos a la suerte como algo que depende exclusivamente del azar, algo impredecible y caprichoso?
¿Es posible sistematizar algo en apariencia tan intangible como la suerte para poner las probabilidades de nuestro lado?
Naval Ravikant opina que sí.
‘Hacerse rico no es solo cuestión de suerte. Si existen 100 universos paralelos, quieres ser rico en 99 de ellos, no solo en los 50 en los que la suerte juegue un factor decisivo. Quieres ser rico y no esperar que la suerte sea la razón principal para ello”
Naval es un emprendedor, inversor y pensador que cautivó al mundo unos años atrás con una cadena de tuits en los que recogía sus principios fundamentales para cosechar abundancia y felicidad a largo plazo.
Esos tuits, junto con muchas de sus demás intervenciones públicas, escritos y entrevistas han sido recopilados en forma de libro, “El Almanaque de Naval Ravikant”, en el que podemos encontrar destilada su filosofía. Se trata de una colección de la sabiduría y experiencia de Naval de los últimos años, presentada como un compendio sistematizado de sus intervenciones más perspicaces y reflexiones más pujantes.
Entre ellos, encontramos recogido un enfoque particular sobre la suerte, que divide en 4 estadios claramente diferenciados, progresivos y cada vez mas sofisticados.
Estos son, según Naval Ravikant, los 4 tipos de suerte:
👨🏽🦯 Suerte ciega
‘Tuvo un golpe de suerte: estaba en el lugar adecuado, en el momento adecuado’.
Este es el tipo de suerte accidental en el que la mayoría piensa cuando en general se refiere al hecho de tener suerte. Hablamos de suerte ciega porque aparece de manera imprevisible, y sucede a causa de algo que escapa a nuestro control.
También nos referimos a ella cuando hablamos de ‘fortuna’ o ‘destino’.
Resultar ganador en un sorteo de lotería es un buen ejemplo de suerte ciega.
🏃🏽♂️ Suerte entrópica
‘Se hizo a sí mismo, se buscó su propia suerte’.
Se trata de la suerte que se encuentra a través de la persistencia. Cuando se hacen cosas, suceden cosas.
Empecinarse con algo hasta hallar la suerte. El movimiento y el avance hacen aflorar nuevas oportunidades con las que se incrementan las probabilidades de éxito. Es casi como ponerse a hacer mezclas para ver qué combina.
Cada nueva toma de acción es un ticket adicional que incrementa nuestras probabilidades de ganar ya que incorporan información, aunque sea información ‘negativa’, recogida en las iteraciones anteriores.
La suerte del emprendedor es un ejemplo de suerte entrópica.
🔎 Suerte descubierta
‘Tiene olfato para los negocios’.
Cuando somos altamente competentes sin siquiera pensarlo porque hemos integrado el aprendizaje a un nivel subconsciente, decimos que somos “inconscientemente competentes”. Esto nos permite ser capaces de encontrar oportunidades donde nadie más las ve, y hallar la suerte cuando esta se presenta. Otros fallarán en identificar estas oportunidades porque no alcanzaran a comprender su significancia ya que carecerán del criterio necesario.
Este criterio no puede ser enseñado ni transmitido, y sólo es posible obtenerlo tras años de práctica. El desarrollo del instinto que proviene del análisis subconsciente de múltiples experiencias nos haces “sentir” un pálpito cuando lo correcto se presenta.
Experiencia, tiempo y repetición.
Es un buen ejemplo de suerte encontrada la del especialista que identifica correctamente una tendencia o una oportunidad y le sabe sacar partido.
🧲 Suerte atraída
‘Nunca le falta el trabajo porque es muy bueno en lo que hace’.
La suerte atraída es la forma mas rara de suerte y la más difícil de conseguir. Se basa en construir un perfil único que favorece que la suerte le encuentre a uno.
La mejor forma de conseguirlo es desarrollando la propia autoridad: conviertiéndose en el mejor haciendo lo que uno hace y redefiniéndolo tantas veces como sea necesario hasta que eso sea cierto.
Este hecho predestina a la buena fortuna.
Creas tu propia suerte cuando te pones en una situación en la que eres capaz de capitalizar la suerte de otros. Cuando eres el mejor en un campo, la suerte de otros se convierte en la tuya.
Como ejemplo de este cuarto tipo de suerte, podemos pensar en el protagonista de la película ‘Armageddon’, un especializado perforador petrolífero al que acude el gobierno como el único capaz de taladrar una carga explosiva en un meteorito que amenaza con destruir la Tierra.
Para tener éxito sin depender de la suerte es necesario ser determinista y no dejarlo todo en manos del azar.
Vemos que a medida que los tipos de suerte ganan sofisticación, dependemos menos de la casualidad y más de la causalidad.
Nadie puede predecir lo que va a suceder; eso es imposible.
Lo que sí podemos hacer es mejorar nuestro perfil de resistencia a las posibles eventualidades. En esto se basa la gestión del riesgo. Este es el fundamental del principio de la antifragilidad.
Todo empieza con la toma de acción consciente y relevante, con la que nos adentramos en el territorio de la suerte entrópica. Con el tiempo nos habituamos al nuevo entorno, ganamos perspicacia y empezamos a identificar oportunidades mientras que para los demás la realidad parece presentarse tras un velo que dificulta su comprensión.
El resto es historia.
Tenemos, en definitiva, dos opciones: podemos pasar toda nuestra vida persiguiendo la suerte o podemos trabajar en perfeccionar nuestras habilidades y llevarlas al punto en el que la suerte empiece a perseguirnos a nosotros.
Que cada cual tome sus propias decisiones.